El uso de herramientas tecnológicas intensificó la producción de carne y la inclusión de mayor área agrícola, potenciando la ecuación económica de ambas actividades...

Ganadería que logra buenos resultados

 

Nota publicada en La Nación La Nación (02/09/2006)

VILLA VALERIA, Córdoba.- ¿Las vacas o la soja? Igual que otros cientos de ganaderos, aquí, en el extremo sur cordobés, una zona donde hay tradición por las vacas, tampoco pudieron resistir la tentación agrícola de los últimos años y se lanzaron a destinar más hectáreas hacia esta actividad.

Como ocurre en otras regiones, hoy los productores del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) de esta localidad del departamento General Roca, ubicada a 200 kilómetros de la ciudad de Río Cuarto y a 400 de la capital provincial, tomaron la decisión de hacer más agricultura ante números contundentes, como una relación 2 a 1 en favor de esta actividad en materia de márgenes.

Así, una zona que antes era el 70 por ciento ganadera y el 30% agrícola, ahora tiene casi invertidos esos porcentajes. Hoy el 55 por ciento de la superficie de este consorcio es agrícola. No obstante la transformación que hubo en esta zona, en el medio de ese proceso ocurrió un fenómeno clave: lejos de provocar una liquidación de hacienda, aquí se mantuvo el stock ganadero.

¿Qué es lo que pasó en esta zona arenosa? Con una tradición ganadera a cuestas que no se resignaban a perder, los productores comenzaron a buscar una herramienta que permitiera darle una vuelta de tuerca más a la actividad.

Y fruto de esa inquietud llegó el silo de maíz de planta picada, tecnología que intensificó la producción de carne, contribuyó a que la ganadería continuara en pie y las empresas mixtas de esta región incluyeran más superficie agrícola, potenciando de este modo los resultados económicos de ambas actividades.

"Debido a que aquí no escapamos a la presión sobre las hectáreas ganaderas, la idea fue aumentar la superficie agrícola, mejorando su resultado, pero a la vez conservando el stock ganadero. Para ello la herramienta tecnológica fue el silo", comentó a LA NACION Francisco Mouriño, asesor del consorcio.

Si bien el silo no está en el 100 por ciento de los campos de este grupo de productores, adonde llegó la tecnología hubo cambios productivos de relevancia.

Aumentó la carga en el campo y creció la producción de carne por hectárea; de los 250 kilogramos sin silo, ese indicador saltó a unos 350 kilos, en promedio, inclusive con más kilos en un planteo con circuito cerrado. En términos generales hay un 50 por ciento más de producción.

"Con el silo se siembran menos verdeos de invierno (en varios casos los eliminaron directamente) y se pastorean menos rastrojos", comentan los productores del consorcio.

"Hacemos una ganadería de menos hectáreas que mejora su resultado productivo", dijo Mouriño.

En rigor, han mejorado los números de la producción. Pero, como el silo tiene su costo, en las experiencias realizadas no se ha logrado incrementar el margen bruto ganadero. Prueba de ello es que, con silo el margen bruto es de 240 pesos por hectárea, versus 253 pesos de un planteo sin silo.

Hacer un kilogramo de carne aquí cuesta 75 centavos en un sistema sin silo, mientras que esa cifra se eleva a 1,14 peso en un esquema con silo. "Sin embargo, trabajamos en empresas mixtas donde nos interesa el resultado global", dijeron los productores.

El mismo objetivo

Más allá de los números, cada ganadero hizo su propia experiencia con silo y se acercó a esta herramienta de manera diferente para obtener resultados.

Por ejemplo, Matías Liceaga implementó la alternativa del silo de autoconsumo, que es estático y el animal, sea la categoría de que se trate, tiene que ir a comer al lugar donde está confeccionado. "El concepto es que el novillo va y se sirve solo", indicó el productor.

El silo de autoconsumo intensifica la ganadería con más carga y libera con aptitud agrícola Foto: Fernando Massobrio (La Nación Campo)

Con silos puente desparramados por los potreros, tres boyeros y aislador para poder mover los alambres, Liceaga siguió el camino del silo de autoconsumo creando silos de 45 metros de frente por 14 metros de ancho que son consumidos por alrededor de 300/350 animales.

"Es la herramienta indicada para hacer eficiente nuestro sistema de producción, intensificando la ganadería con más carga y liberando campo con aptitud agrícola", expresó el ganadero.

En el caso de los novillos en terminación de gordura (que deben llegar a 420 kilogramos) se dan 8 kilos de silo como materia seca, 1,4 kilo de maíz molido y 600 gramos de sojilla; además, se complementa con rollos y pasturas de alfalfa, con horarios controlados.

Después de un par de años de experiencias, los resultados en este caso fueron en alza.

En este sentido, entre los años 2002/2003 y 2005/2006 la carga subió de poco más de 200 kilogramos por hectárea a un nivel de casi 700 kilos.

La producción de carne tampoco se quedó atrás, aunque a un ritmo menor: aumentó en ese período de 180 a 250 kilos por hectárea. Al tiempo que mejoraban esos indicadores, la superficie ganadera en el campo se redujo de 3000 a 1900 hectáreas.

Entre 2002/2003 y 2005/2006 el stock ganadero pasó de 700 a 1250 toneladas, ayudado por la intensificación del silo. "Manejamos un nuevo sistema que nos dio estabilidad en la producción y, además, tranquilidad durante la seca (algo importante en un año como éste)", remarcó el productor, que ya no tiene verdeos pero cuenta con el silo para más de una temporada.

Aunque depende de las categorías y de la época del año, en la empresa se trabaja de forma sistemática con el silo desde junio a noviembre; no obstante, también se lo usa en forma estratégica.

El caso de Rodrigo Corbett también es sobre el impacto del silo en un sistema mixto. Sin embargo, su caso presenta algunas diferencias clave.

En primer lugar, en su empresa, que volvió a la ganadería de ciclo completo tras haber vendido la hacienda en épocas de la convertibilidad, no hay autoconsumo, sino silos puente de maíz picado (este año, por un problema puntual el silo se puso en bolsas de plástico) cuyo alimento se da con mixer.

Silo puente de maíz picado Foto: Fernando Massobrio (La Nación Campo)

"Nuestro eslabón frágil en la cadena forrajera eran los verdeos de invierno. Uso silo en mi sistema mixto porque me permite cubrir la demanda invernal, eliminando el eslabón débil, nos intensifica la ganadería y expande el área agrícola", señaló el productor.

En el establecimiento, la vaca comienza a tener silo en el período julio-agosto en una ración de mantenimiento, aunque puede ser antes si lo necesita.

Con la recría y la invernada se empieza en abril y se termina generalmente en noviembre; los animales que comen praderas reciben 8 kilogramos de silo tal cual, 3 kilos de maíz en grano y 500/600 gramos de sojilla. Aparte, a la recría e invernada se les da como complemento un núcleo.

Más allá de los detalles, a Corbett el silo también le impactó sobre los números de la producción. En rigor, en los últimos tres años la carga con silo se ubicó en un promedio de 726 kilogramos, aumentando 98 kilos por hectárea.

Además, en el ciclo completo con silo la producción de carne por hectárea llegó a los 374 kilos, incrementándose con esta herramienta en 84 kilos por hectárea.

En resumen, en tres años Corbett afianzó un sistema productivo nuevo, ya no depende de los verdeos y dividió el campo en dos sectores: agrícola (lotes planos) y ganadero (lotes quebrados).

"Esto demuestra que no es necesario aumentar las retenciones para que se haga ganadería; esto es una forma de congeniar la agricultura con la ganadería", comentó el productor del consorcio.

Otras experiencias

Si de experiencias con el silo se trata, en el CREA Villa Valeria hay más casos. En este sentido, como responsable de dos campos, Gastón Marzochini explicó la transformación que hubo en una empresa que antes tenía 50 por ciento agricultura y 50 por ciento ganadería.

"Creemos en el negocio ganadero, pero entendemos que interfiere con la agricultura moderna. Usamos el silo (empezaron con silo bolsa y ya se pasaron al silo puente, por una cuestión de costos) para potenciar las actividades y evitar su interferencia. El silo nos permitió especializarnos más en la agricultura y sectorizamos el campo", indicó.

Hoy, en este caso el silo se da a la vaca (durante 100 días, con un costo de 116 pesos con silo más rollo), apuntando a su mantenimiento.

El objetivo era mantener 3 de 4 tropas de vaca fuera del circuito de pasturas durante el invierno, manteniendo un estado corporal óptimo y evitando pastorear los rastrojos.

¿Qué resultados obtuvo Marzochini? En síntesis, se mantuvo el estado corporal de la vaca, se superaron los baches forrajeros, hay un índice de preñez de más del 90 por ciento y un peso de destete constante.